CUESTIÓN DE VELOCIDAD

Italia. Copyright foto: Teresa Morales

En España, el gobierno de Zapatero ha tomado una decisión innovadora. Ha rebajado la velocidad máxima en autopistas y autovías a 110 kilómetros por hora. Mi primo, informático de profesión, motero por devoción, apasionado de la libertad por voluntad propia (gracias gracias gracias por ser así) y amante de la velocidad, no ha podido, por menos, que ilustrar su avatar en gmail con un “¿110 km/h? ¿¿¿¿¿???? ¡¡¡¡!!!! ¿¿¿¿???? Me cago en el copón!!!!” Yo, periodista de profesión, caminante por devoción, apasionada de la curiosidad y el buen humor (de nada, de nada, de nada) y amante de la tranquilidad, no he podido, por menos, que escribirle inmediatamente:

Yo: ¡¡¡¡jajajajaajja!!!! Buenísimo el mensaje que te has puesto. 11:37

Javier: Ofuf :) Allí tendréis al Berlusconi. Pero aquí el de la DGT tampoco se queda corto :)

Yo: jajajajaja. Creo que lo voy a poner en el blog. Me parto. 11:38

Javier: Si tienes algo que decirle a mis puntos, díselo rápido porque no creo que lleguen ni a mi cumpleaños. Pero lo peor de todo es que dicen que es "pa ahorrar". Manda oo ;)

Yo: jajajajaja Vende el SúperMini y cómprate uno eléctrico que va a pedales... Ahorrarás potencia, bobo. 11:39

Javier: Si, al precio que esta ahora la luz ni de coña. XDDDD

Yo: Creo que escribiré una entrada en el blog y te la dedicaré. 11:40

Javier: XDDDDD ¿Puedo usarla como argumento si me paran?

Yo: Certo! Come no!! Bueno, darling... Te tocará ir en bici... ¡Como poco!

Javier: XDDDDDDD Un beso, loca ;)

Yo: Un bacione.

Más allá de la anécdota familiar (y el berrinche de mi primo), la noticia es que el Consejo de Ministros español ha aprobado la medida de rebajar de 120 a 110 km/h la velocidad máxima en los ocho mil kilómetros de carreteras rápidas. La razón, tal y como menciona el diario El País, es un plan de choque preventivo para ahorrar energía ante la crisis de Libia. La situación obliga a realizar un gasto para cambiar más de 6.000 señales de tráfico y todo el sistema de multas. Mientras la España se ralentiza, el señor Gadafi sigue matando a diestro y siniestro, bombardeando su país y amenazando a nacionales e internacionales con chantajes petrolíferos y argumentos de mártir. Puede que mi primo acabe yendo a su trabajo montado en bicicleta porque le han quitado todos los puntos o porque su presupuesto no le llega para pagar la gasolina, o puede que la DGT le deje sin puntos por exceso de velocidad y su presupuesto siga intacto como para ir a todos los sitios en taxi (no le veo yo en transporte público). Mientras tanto, es probable que el líder libio siga matando a todo aquel que se rebele (y actualmente son miles) y que los gobiernos, no sólo el de España, se reúnan para replantearse medidas de choque para que sus ciudadanos salgan ilesos económicamente. ¿Y no será más rentable dejar que los conductores circulen a la velocidad de siempre e intentar frenar la locura de un dirigente? Tal vez, gastaríamos más en combustible, sí, pero probablemente tendríamos superávit en paz y sentido común, también. Un argumento simplón (y humanitario) el mío, pero una medida cómica (y casi absurda) la de otros. Y si no, que se lo pregunten a mi primo quien, mucho me temo, de regalo de cumpleaños pedirá más puntos para el carnet de conducir y no la bicicleta.

Texto: Teresa Morales