Pie de piano. Copyright foto: Teresa Morales
"...De pronto, ella regresó a su salón. Alguien hablaba de Gurdjeff; otro mencionaba a Krishnamurti; y un último, discreto y acompañado de algo en su aura que los italianos suelen etiquetar como solare, recitaba los 8 Versos de Adiestramiento Mental escritos por Langri Tangpa. La dama bajó la cabeza, en un gesto más suave que natural, y en la pequeña mesa auxiliar, al lado del sinfonier, un objeto cautivó su atención. Una vela. Una luz que expandía los maravillosos reflejos estelares de un pie de piano de cristal que en más de una ocasión también amortiguó las melodías sublimes interpretadas por otra mujer a la que no llegó a conocer. Pero se la imaginó, estilosa y temperamental, levantando ligeramente la cabeza al ritmo de los acordes, para mirar el horizonte por ese tramo suficiente que los grandes ventanales dejan a la imaginación, donde entre cortina y cortina, algunas historias se atisban a lo lejos, las sensaciones siguen el compás que marca el acontecer, y la vida, afortunadamente, sorprende trascendiendo lo que la baronesa y sus amigos definirían como lo vulgar y lo común." Del relato Mademoiselle T.
