HISTORIAS SERENAS AÚN SIN ENMARCAR


Marco. Copyright foto: Teresa Morales
Una vez, bajo la influencia de la cadencia de una voz con sabor a sal, descubrí una parte de mí. Apareció, así, de improviso, como las nubes de tormenta en una tarde de bochorno estival. Me abrió en canal, y de las entrañas, a ritmo  de enseñanza y compasión, sacó ciertos tesoros guardados en mi interior. Le bastaron unas cuantas palabras, no muchas más de doscientas, para colocarme ante la verdadera realidad. No la que yo intuía vivir, a golpe de esfuerzo y a veces hasta de frustración, sino aquella otra, relajada y luminosa, que discurría alegre y confiada. Ordenada, correcta, positiva. Inspirada, armónica y, ¡cómo no!, también  feliz.
"Procura desde hoy aceptar el acontecer de la vida con una disposición de bienestar y gratitud. No midas la alegría solo por si las cosas son como tú quieres, corresponden con lo que tú has pedido o cubren lo que tú crees que son tus necesidades vitales. Acepta la voluntad divina sin juzgar a nadie. Ni siquiera a Dios. Ni tampoco a ti..." 
Aquellas sugerencias no llevaban un tono de reproche, ni tampoco de ira, sino infinito amor. Hoy reposan sobre un cuaderno de tapa fucsia con tinta azul. Acompañan mi caminar y hacen de compañero fiel cuando, de pronto, la vida me invita a experimentar sensaciones aún no escritas detrás de un marco sin foto, lámina ni cristal.  Todo por hacer y todo por vivir. Todo por admirar. Todo por aprender. Todo por disfrutar en esas historias serenas que, en silencio, surgen de una nada repleta de pálpitos aún sin enmarcar.