REGRESO, POR UNA ENCINA

 

 Castro de la Mesa de Miranda. Ávila. Copyright foto: Teresa Morales

En la pequeña ruta que hemos hecho había encinas preciosas, de formas caprichosas y casi imposibles. Una, en particular, parecía sobresalir entre todas ellas. 
Era como si durante todo el tiempo de su existencia hubiera ido esquivando dolores y sufrimiento, retorciendo el tronco, no al antojo del viento, sino a las necesidades de supervivencia, motivadas éstas por un amor profundo al hecho de estar viva, vivir y permanecer en su lugar de origen, así como se la ve… casi gloriosa.