ENTREVISTA: ANTONINO CARDILLO. ARQUITECTO. LA PROMESA CONSOLIDADA

Twelve house by Antonino Cardillo

Amable (mucho) e inteligente (casi más que amable), el joven arquitecto italiano Antonino Cardillo (35) cautiva con su simple presencia. Nos vemos en un pequeño local del centro de Roma. Es guapo, sí, pero sobre todo, transmite una delicadeza especial cuando habla de arquitectura, arte y vida. “Creo que no puede haber una identidad propia si no existen las diferencias”. Con sentencias como estas, el laureado por la prestigiosa Wallpaper como uno de los 30 mejores arquitectos del mundo, lleva años escribiendo su trayectoria profesional sobre un pentagrama de valores éticos que cautivan. “La arquitectura debería unir a las personas” ¿Cómo? “El reto es sintetizar las diferencias culturales de nuestro mundo. Esto es algo que ya ha pasado en el terreno musical”.

Los diseños de Antonino son espacios amplios, luminosos, repletos de armonía y modelados bajo el sello de lo estéticamente impecable, aunque él, a pesar de su inquietud por hacer una arquitectura solidaria y responsable, es firme en cuanto a las limitaciones. “Por desgracia, no creo que la belleza de por sí pueda mejorar la sociedad. De hecho, la historia nos ha enseñado que es algo muy improbable. Los nazis también escuchaban a Chopin, pero la música no los hacía mejores”. Tajante y auténtico con sus propuestas y su modo de elaborarlas, Cardillo aspira a la coherencia. “Hay quien habla de la ética de la arquitectura y muchas veces es una falacia. En Italia hay profesionales que tiene un discurso ético muy bonito y, sin embargo, sus fábricas y talleres funcionan con personal casi esclavizado que trabaja los fines de semana sin paga extra”, afirma.

Cuando Cardillo traza líneas paralelas, perpendiculares y oblicuas se transforma en un poeta de la luz. “La luz es a la arquitectura lo que el sonido es a la música. El edificio en sí es un instrumento que consigue que el juego luminoso se potencie”. ¿Un creador de formas? “No, más bien soy un compositor de luces”.

Entre manos tiene el encargo, ya ejecutado, de una casa en Hyogo Prefecture, Japón. Su último proyecto en Italia está relacionado con la moda: la nueva tienda en Milán de la firma italiana Sergio Rossi. Un trabajo para el que el arquitecto se inspiró tanto en las secuencias cinematográficas de algunas pelis, especialmente las de David Lynch, como en las formas de algunas iglesias medievales. El año pasado, la denominada Moon House a las afueras de Melbourne le valió el reconocimiento internacional en varias revistas de prestigio. A este, se suman otros diseños más recientes y aclamados: Twelve House, Max House a orillas de un lago en Nimes y la sorprendente House of Convexities cerca de Barcelona. Aquella casa se la encargó un músico. La idea parte del dinamismo, del ritmo y la secuencia del baile flamenco que, tal y como definió Cardillo en su momento, “en él se exploran diferentes posibilidades de movimiento con variantes rítmicas que generan una trayectoria sensual”. Sensaciones y música, dos fuentes de inspiración permanentes. “Me apasiona la música y la uso mucho como recurso en mis proyectos, igual que el cine. Ambas tienen en común el tópico de la secuencias. Creo que son más afines a la arquitectura de lo que lo son la pintura y la escultura. Además, son disciplinas artísticas más cercanas a la complejidad de la vida real. Sin duda, son el arte real de la actualidad”.

Vanguardia y futuro para este apasionado de Pink Floyd, quien, sin embargo, se adhiere a lo clásico para describir algunos de sus trabajos. “Definiría la tienda de Sergio Rossi con el movimiento N 2 de la pieza Nocturne en E mayor, op. 55 de Chopin”, declara. En cuanto a los maestros, Antonino no tiene pelos en la lengua. Cuando se le pregunta por Foster, Zaha Hadid, Herzog & de Meuron, por ejemplo, responde: “Soane, Le Corbusier, Kahn, Michelangelo, Neumann, Schinkel, Borromini, Mies, Bernini, Moretti, Lautner Libera, Chernikov y Wright. Esos son mis maestros porque eran artistas no compañías. Prefiero los arquitectos del pasado. Los actuales, salvo algunos, son sólo negocio y marketing”

Antonino no cree en las tendencias, ni siquiera que el reconocimiento internacional de ahora podría cambiarle su vida. “Sigo viviendo en un apartamento pequeño y me muevo en scooter por Roma. La libertad no proviene de disfrutar una vida de lujos, sino de ser el dueño de tu propio tiempo”. Una afirmación significativa para un joven que huye de las tendencias y que asegura que cuanto más se estudia la historia, más se evita diseñar lo que ya existe. “ Es curioso, pero cuanto más estudias, más libre y potente se vuelve la imaginación”. Habrá que seguirle la pista porque su creatividad promete construir nuevos poemas arquitectónicos absolutamente fascinantes para la vista y, sobre todo, para el alma. www.antoninocardillo.com.

Texto: Teresa Morales




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