John Stuart fue un explorador escocés que, en pleno siglo XIX, decidió recorrer Australia de sur a norte, adentrándose en los más inhóspitos territorios del interior para unir las dos costas. Entre 1860 y 1861 Stuart cruzó el continente casi completamente en dos ocasiones. Partió de la ciudad de Adelaida, atravesó las polvorientas y despobladas tierras del centro y llegó a lo que hoy se conoce como North Territory. En la actualidad, existe una carretera que lleva su nombre en su honor: la Stuart Highway. La línea vertical de asfalto enlaza Adelaida y Darwin via Alice Springs en sus 2.834 km. El paisaje, a pesar de ser desértico, está repleto de vida. Las aves rapaces sobrevuelan la autovía y, con suerte, un grupo de enormes águilas se cruzan en el camino para devorar algún animal que yace muerto en el arcén. Los troncos de los árboles serpentean en el aire, retorciéndose desde el suelo hacia el cielo. Los neumáticos reventados se esparcen por los laterales de la carretera y hasta, si algún viajero con alma de artista se quiere entretener, cuelgan de las ramas de algún tronco muerto. En el asfalto se ven decenas de huellas de frenazos de lo que, supuestamente, fue el susto de encontrarse, de pronto, con un canguro o cualquier otro bicho típico del entorno. El sol aprieta y los cuervos amenazan con su siempre desconfiada presencia. Cada 100 km, como de un oasis se tratara, aparece un motel en el que, además de café, puedes repostar para tu tranquilidad. Y la carretera sigue, recta, rectísima, sin fin, hacia un destino que sabes que existe pero que crees que nunca llegará. Avanzas, aceleras, ves los árboles pasar, sientes el calor sofocante del sol a través del cristal, y la imponente presencia de algún road train que se cruza huracanado en sentido contrario. El tiempo se acorta, el aburrimiento se alarga y mientras espantas una mosca o, mejor dicho, decenas de ellas, piensas en aquel explorador del siglo XIX y admiras su tesón o su simple y atrevida locura.
Copyright foto: Teresa Morales. Stuart Highway. Australia
