EL TODO O LA NADA



Suellen tuvo la fortuna de nacer pero la desgracia de hacerlo en un lugar en el que sólo vivían sus padres quienes, desde hacía décadas, regentaban un motel para viajeros en mitad de la carretera que une Eridunda con el Parque Nacional de Uluru. De pequeña jugaba con las sombras de los eucaliptos pero en verano, el sol era mortífero y su madre le prohibía salir de casa a menos que fueran las cinco de la madrugada. Pero a esa hora no había sombras y la arena ni siquiera se veía roja, sino negra. Su padre, nieto de escoceses que llegaron a este país atraídos por la fiebre del oro, se había especializado en ganar dinero sirviendo gasolina a los aventureros que cruzaban el outback. Su madre elaboraba cookies, muffins y cakes a todas horas lo que supuso que la pequeña Sue creciera y ganara kilos al mismo ritmo. De adolescente, pasaba las horas contando el intervalo de tiempo que se sucedía entre coche y coche que paraba a repostar. Una vez hasta contó cuatro días enteros. Otras veces, las menos, pasaban dos vehículos en menos de media hora. La vida en aquel punto en mitad de la nada era la historia de la espera y la perseverancia por seguir un ritmo lento, casi inexistente, sin caer en la desidia mientras ella crecía y sus inquietudes vitales se fosilizaban en el desierto de los imposibles. Hasta que un día decidió subirse a la pick-up de un desconocido y empezar de cero en otro lugar que hubiera algo más que dos servidores de combustible.

Bueno, tal vez la historia de Sue, la chica rolliza que atiende el mostrador de la Hertz en el aeropuerto de Alice Springs no empiece así, pero imagino que los dueños de la estación de servicio de Curtin Springs tienen o tuvieron una hija a la que tuvieron que criar en un mundo donde la desgana y la soledad tienen que ser absolutamente apabullantes. Hasta el punto de volverse loco o, simplemente, de querer escapar. De muestra una imagen que refleja la nada para el viajero y el todo para sus propietarios.  

Copyright foto: Teresa Morales. Curtin Springs. Australia