712 KMS. POR UNA BUENA (MAGNÍFICA) CAUSA

Otoño. Ávila. Copyright foto: Teresa Morales. 

La historia de Juan Miguel (712kms.org) no tendría nada de excepcional con respecto a otras carreras solidarias si no fuera porque detrás de su esfuerzo está también el de sus dos hermanas. Su historia, estos 712 kilómetros desde Bilbao a Santiago de Compostela que ha decidido realizar corriendo (17 etapas de unos 42 km. cada una) es la decisión valiente y hasta loca que nace después de un año de sufrimiento y tensión familiar. Pero, sobre todo, de superación y cooperación. A su hermana Ana le fue diagnosticada una leucemia mieloblástica aguda hace algo más de un año. Más de 365 días de ciclos, de hospitales, de quimio, de radio y de un sinfín de pruebas y tratamientos que agotaban al cuerpo y hasta el alma de quien, si mi memoria no me falla, apenas tiene los 25 años o por ahí anda. Aún así, o quizás porque la juventud lleva aparejada una fortaleza y tesón de titanes, Ana consiguió sobreponerse y esperar el tiempo necesario hasta que apareciera un donante de médula adecuado. Ni más ni menos que su hermana. Salvo que, por esas cosas del directo y como en las mejores películas de sobremesa, los médicos observaron que la donante perfecta no lo era tanto, no en ese instante. Embarazada de dos meses. Habría que esperar 7 meses más hasta que diera a luz. Un tiempo en el que no surgió ninguna médula más. Un tiempo vital. La única opción, y no la más fácil, era esperar. Y confiar. Y, como dice Juan, nadie sabía si la salud de Ana podría esperar.
Pasó el tiempo. Y llegaron los primeros días bondadosos del verano. Y también Carlota. Una bebé preciosa que, como los buenos mensajeros, aportaba sonrisas de esperanza y optimismo. Ángela y Ana, esta vez sí, se sometieron de nuevo a las pruebas de compatibilidad y fue en un día de Santiago cuando ambas hermanas protagonizaron el trasplante de médula más celebrado de toda mi comunidad. Sí, ellos son mis vecinos del primero. Por eso, la carrera de Juan Miguel para difundir este mensaje y concienciar a la gente para que nos hagamos donantes de médula no es una iniciativa solidaria cualquiera para mí. Detrás de esta historia de superación están las mañanas y las tardes que, con la incertidumbre pululando por las escaleras del portal, te encuentras con sus padres, su abuela y ellos mismos, sin saber lo que el futuro les iría a deparar cada semana. Hoy, el Universo o Dios, les ha dado salud y unión. Una médula renovada en Ana sin un ápice de error que pueda mermar su físico, ni sus ánimos. Una sobrina nueva. Una donante honrada de serlo. Y un hermano, protector y valiente. Su historia completa, sus sensaciones, la iniciativa y los protagonistas de esta emocionante aventura aparece en un blog: 712kms.org. Échale un vistazo y, sobre todo, piénsatelo. Ser donante puede salvar muchas vidas.