El 21 de septiembre se inaugurará una exposición en Ginebra que seguro, segurísimo, nos hará reflexionar a todos. Time and cities (Tiempo y Ciudades) es una muestra organizada y dirigida por los arquitectos, Elena Farini y Christophe Widerski, y desarrollada por sus alumnos. Jóvenes que han plasmado en varios cortometrajes la relación entre las urbes y la sociedad que las habita. Un idilio que no siempre llega a buen puerto, pero que, en el momento actual, se acentúa con mayor intensidad la necesidad, convertida casi en obligación, de compatibilizar el ritmo frenético con una supervivencia sana y enriquecedora. El empeño de los profesionales que proyectan, programan y construyen ha de ir de la mano de los protagonistas que de verdad interactúan con el ambiente: las personas. ¿Nos paramos a pensar durante un minuto? En Tokyo, la megalópolis cuyo centro, por increíble que parezca, se define como una armonía perfecta entre 23 distritos electorales, conviven alrededor de trece millones de habitantes. Y lo más alucinante, ¡y envidiable!: la policía urbana se pasea en bicicleta. Yo lo he visto. Roma, con una población de casi tres millones de personas, recibe al año una media, aproximada, de 18 millones de turistas. A pesar de ellos o quizás, gracias a ellos, el Coliseo, los Foros Imperiales, el Mercado de Trajano, las Termas de Caracalla, el Pantheon y demás monumentos esenciales de la historia, siguen en pie. Por otro lado, hace dos años, según el departamento de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid, la inmigración en la capital española suponía el 17% de la población, más de un millón de ciudadanos que abandonaron su país y ahora, entre morriñas, miserias y nuevas ilusiones, comparten el día a día con “los otros”. Y entre este sistema de idas y venidas que engordan las ciudades, estos jóvenes de las universidades francesa de Lyon y española de Francisco de Vitoria exploran de qué forma arquitectónica se puede construir un nuevo modelo social, económico y medioambiental que equilibre nuestras sociedades, físicamente, sí, pero sobre todo, mentalmente. El tiempo y las ciudades o, lo que es lo mismo, el espacio y el tiempo. Dos dimensiones destinadas a compenetrarse hasta el punto de adaptarse la una a la otra en beneficio de la humanidad. Ni fácil ni, mucho menos, imposible. Una expo muy recomendable.
Copyright foto: Teresa Morales. Tokyo