LA NOTTE


Villa Borghese no es el parque más grande de la ciudad, pero sí el más céntrico. ¿De qué ciudad? De Roma, de cuál si no. Dicen que tiene un estilo inglés y como tal deberíamos entender: pausado, elegante, sin estridencias. Un pequeño lago que aún no he encontrado, por falta de ganas, no por ineptitud. Pinos, esculturas, paseantes, patinadores aficionados y otros expertos, ciclistas de alquiler, parejas que se quieren, otras que se aceptan y fuentes, ¡cómo no! Museos, varios, como el de la famosa Gallería que esconde, en sus dos pisos, una de las esculturas más impresionantemente perfectas que los ojos humanos podrán contemplar: el rapto de Proserpina. El maestro Bernini congeló ese momento de la relación entre Pluto, dios del inframundo, y su esposa, Proserpina, a quien secuestró para casarse con ella. Ya, por aquel entonces, la guerra de sexos no era sólo una cuestión mitológica. Pero sigamos porque la historia, como la obra de arte, es preciosa. Ceres, la madre de ella y diosa de la agricultura, de las cosechas y de la fecundidad, se revolvió tanto con el drama que provocó el invierno y ahora, ¡qué cosas!, los habitantes de medio mundo se mueren de frío y los ancianos han de quedarse refugiados en casa cuando, en las jornadas crudas de enero, el hielo congela las calles de los pueblos de Castilla. Pero en este fastuoso parque o jardín, villa para algunos, retiro espiritual para otros, la vida no es tan cruel y en verano, la música chill out, los cojines y las luciérnagas de colores realizadas en papel se dan cita en una terraza. Punto de encuentro de gente que desconecta del día bajo un manto de estrellas (sí, en Roma es posible verlas) y enfrente de la fachada de la Gallería Nazionale d’arte Moderna que se ubica en una calle con un nombre muy apropiado: Viale delle Belle Arti. Dentro, en sus múltiples salas, algunos tesoros del siglo XIX y XX, como esos nenúfares rosas de Monet, los retratos siempre extraños y sensuales de Modigliani y ese maravilloso lienzo titulado “Las tres edades de la mujer” de Klimt. Conmovedor.
Copyright foto: Teresa Morales. Roma